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Vivimos en un mundo cada día más rico en avances, medios y conocimientos. Sin embargo, por distintas circunstancias, esa riqueza de recursos no está aún al alcance de todos y son innumerables las personas que viven al margen de ella y en las que el denominador común es la carencia: carencia de bienes materiales o de salud o simplemente carencia de otro ser humano que le regale un poquito de su tiempo para escuchar, animar o consolar.

 

Para compensar estas carencias, crecen con más fuerza los ideales y la acción del voluntariado y de la donación, guiados por el más profundo de todos los valores: LA SOLIDARIDAD.

 

 

Voluntariado

Es voluntario toda persona que, de forma reflexiva, solidaria y desinteresada, desarrolla una actividad en beneficio de la Comunidad.

También es voluntario, todo aquel que además de sus deberes profesionales y su status, dedica parte de su tiempo, a actividades, no a favor de si mismo, sino a favor de los demás.

 

El aumento de personas deseosas de ejercer el voluntariado, demuestra que existe un creciente interés por ayudar a los demás, no sólo a aquellos con graves problemas causados por la pobreza y subdesarrollos, desastres naturales, guerras, persecuciones políticas, etc., sino también a todos aquellos que en las sociedades modernas padecen situaciones de aislamiento, marginación y soledad por distintas causas.

 

El fenómeno del voluntariado continúa creciendo, ganando nuevos campos y seguidores, contribuyendo con los efectos de a su acción a mejorar las condiciones de vida de miles de seres humanos que ven en los voluntarios ese apoyo que les ayudará a superar sus dificultades y a recuperar la confianza en sus propios valores y posibilidades.

 

El motor de las personas que sienten la necesidad de dedicar parte de su tiempo y sus energías en hacer algo por los demás, es LA SOLIDARIDAD. La solidaridad expresa la vida ética de la vida humana, y la podemos resumir en estas dos frases:

 

Lo que quieras que hagan por ti, hazlo también por los demás.

Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio.

 

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